Nadar en el mar!
Hoy me he dispuesto a afrontar un reto personal: adentrarme en el mar por 1ª vez. Nunca antes lo había intentado porque me daba mucho respeto y hasta hoy pensaba que era superior a mí. Tenía una barrera en mi subconsciente que me lo impedía.
Después de ver a los compañeros este finde en la Triatlón de Sant Feliu, me dije que ya era hora, al menos, de intentarlo.
Judith se ofreció a acompañarme hoy y no lo dudé. Estaba con el dichoso gusanillo en el estómago que te aparece cuando tu estado es de cierto nerviosismo. Prueba es, que la noche anterior soñé que llegaba a la playa y lo siguiente que recuerdo, es que estaba nadando lejos, de vuelta a la orilla y conseguía llegar.
Por fin el día señalado. Pasé a recoger el neopreno que me dejó Rubén (un encanto) y en la playa de la Barceloneta me esperaban Judith (que me ha dado mucha seguridad) y Toni de soporte técnico (indicaciones técnicas y vigilancia, además de fotógrafo oficial). Me puse el neopreno y Judith y yo nos dirigimos al agua. Estaba fría pero se aguantaba y la sensación que tienes cuando vas entrando en el mar y no sientes el agua fría, es alucinante. Nadamos un poquito, lo suficiente para no tocar con el pie a tierra y Judith me aconseja que pruebe a quedarme quieta para ver como se comporta el neopreno. Increíble el poder de flotabilidad que tiene! Sobre todo, me aconseja que mantenga la línea recta hacia la boya ya que hace aire de levante y nos puede desviar. Hago brazadas a tres y veo que la respiración ya la llevo coordinada (esto era algo que me preocupaba ya que los nervios me podían jugar una mala pasada). A partir de este momento voy más segura y seguimos nadando unos metros más. Voy haciendo paradas, de vez en cuando soy consciente de que las piernas no las sincronizo, que cada vez está más cerca la boya amarilla y que ya no lo veo tan complicado llegar. Judith me ánima "que nos queda 1 piscina de 25 mts.". Miro hacia atrás y veo tan lejos a Toni en la orilla que me digo ¡que lejos estoy y que poquito me falta! Al final consigo llegar, rodeamos la boya y sólo queda afrontar la vuelta. Seguimos nadando, también haciendo alguna parada menos, pero esta vez ha sido más rápido y relajado, controlando no desviarme mucho, y plis plas, ya llegué. Guau! Misión cumplida!
PRÓXIMO RETO: SIN NEOPRENO
Hoy me he dispuesto a afrontar un reto personal: adentrarme en el mar por 1ª vez. Nunca antes lo había intentado porque me daba mucho respeto y hasta hoy pensaba que era superior a mí. Tenía una barrera en mi subconsciente que me lo impedía.
Después de ver a los compañeros este finde en la Triatlón de Sant Feliu, me dije que ya era hora, al menos, de intentarlo.
Judith se ofreció a acompañarme hoy y no lo dudé. Estaba con el dichoso gusanillo en el estómago que te aparece cuando tu estado es de cierto nerviosismo. Prueba es, que la noche anterior soñé que llegaba a la playa y lo siguiente que recuerdo, es que estaba nadando lejos, de vuelta a la orilla y conseguía llegar.
Por fin el día señalado. Pasé a recoger el neopreno que me dejó Rubén (un encanto) y en la playa de la Barceloneta me esperaban Judith (que me ha dado mucha seguridad) y Toni de soporte técnico (indicaciones técnicas y vigilancia, además de fotógrafo oficial). Me puse el neopreno y Judith y yo nos dirigimos al agua. Estaba fría pero se aguantaba y la sensación que tienes cuando vas entrando en el mar y no sientes el agua fría, es alucinante. Nadamos un poquito, lo suficiente para no tocar con el pie a tierra y Judith me aconseja que pruebe a quedarme quieta para ver como se comporta el neopreno. Increíble el poder de flotabilidad que tiene! Sobre todo, me aconseja que mantenga la línea recta hacia la boya ya que hace aire de levante y nos puede desviar. Hago brazadas a tres y veo que la respiración ya la llevo coordinada (esto era algo que me preocupaba ya que los nervios me podían jugar una mala pasada). A partir de este momento voy más segura y seguimos nadando unos metros más. Voy haciendo paradas, de vez en cuando soy consciente de que las piernas no las sincronizo, que cada vez está más cerca la boya amarilla y que ya no lo veo tan complicado llegar. Judith me ánima "que nos queda 1 piscina de 25 mts.". Miro hacia atrás y veo tan lejos a Toni en la orilla que me digo ¡que lejos estoy y que poquito me falta! Al final consigo llegar, rodeamos la boya y sólo queda afrontar la vuelta. Seguimos nadando, también haciendo alguna parada menos, pero esta vez ha sido más rápido y relajado, controlando no desviarme mucho, y plis plas, ya llegué. Guau! Misión cumplida!
PRÓXIMO RETO: SIN NEOPRENO
1 comentario:
moltes felicitats Asun! m'ha encantat llegir la teva primera experiència.
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