art.arueda.com, amb menció als nostres dos grans i nous finishers: Jordi Catxetty i Blanca Trenas
Por Xavier Ensenyat
martes, 01 de julio de 2008
Marcel Zamora logró su tercera victoria consecutiva en esta prestigiosa prueba de ultrafondo, marcada por la dureza y las altas temperaturas. Un campeón que precedió en la meta a 1.953 héroes.
Este talento barcelonés, a quien entrevistamos en mayo y dimos suerte desde estas líneas, paró el crono en 8h34'03". Firmó un maratón sencillamente espectacular (2h45'23") que le sirvió para recortar la ventaja que el suizo Mike Aigroz (mejor parcial en bicicleta) había tomado al empezar el segmento atlético. El galo Hervé Faure fue segundo con un registro en meta de 8h41'55", lo que demuestra el dominio de Marcel Zamora (Club Natació Barcelona) sobre el resto de rivales.
Laurent Jalabert, ex ciclista profesional, logró un meritorio 12º puesto, lo que demuestra una fantástica adaptación a su nuevo deporte. Carles Gil, ex campeón de España de triatlón en distancia olímpica en 2005, completó su primer IM. Aunque su objetivo era bajar de las diez horas tuvo que conformarse con el puesto 181 (10h33'31") por culpa de los rigores del calor. "Crucé la meta sin saber exactamente el tiempo. Desde el kilómetro 21 el crono del maratón dejó de importarme porque sólo podía pensar en avanzar", reconoce.
Héroes anónimos
Los anteriormente citados, entre otros, deben ser considerados triatletas de élite. Sin embargo, un ejército de deportistas populares sudó sangre para completar esta mítica distancia (3,8 km. de natación, 180 km. de bici -sin drafting permitido- y 42.195 km. de carrera a pie).
El despertador suena a las 4:30h en casi todas las habitaciones de los participantes. Desayuno de rigor (no todo el mundo tiene hambre a estas horas) y pistoletazo de salida a las 6:30h, con los primeros rayos de sol. Con el neopreno bien ajustado los triatletas empiezan su aventura en el Mediterráneo, que les recibe con toda la calma del mundo. No obstante, sólo es un espejismo de lo que les espera.
El segundo sector está lleno de repechos, con una carretera que se aleja de la costa para adentrarse en terrenos más pestosos. Hay que guardar fuerzas. Algunos se sienten pletóricos y van perfectamente acoplados en el manillar, como si estuvieran en una contrarreloj (por supuesto, extralarga) del Tour, y quizá lo paguen luego... Otros se lo toman con más calma. Aún queda lo peor.
Un maratón terrorífico
El tercer sector consta de cuatro vueltas a un circuito totalmente llano, en el que se llega al aeropuerto y se vuelve. Mentamente es mortal al tratarse de una recta eterna sin una sola sombra ni árboles que eviten los dañinos rayos de sol. El termómetro acaricia los 40 grados. Menos mal que hay un avituallamiento cada 1,7 km. Hay que beber, refrescarse (algunos meten directamente la cabeza en el bidón de las esponjas) y dejarse seducir por el encanto de las mangueras, situadas en puntos clave del recorrido.
"Iba a cinco minutos el kilómetro, que es un buen ritmo, pero a partir del kilómetro 21 tuve que ir al trote cochinero", relata Jordi Olivella, un valiente e inquieto triatleta popular que logró convertirse en finisher; es decir, completó el primer Ironman de su vida. "Disfruté mucho y acabé, que es lo que quería". El testimonio de su novia es más impactante. "Cuando empecé a correr vi gente tirada por el suelo y pensé: ¿cuándo me tocará a mí", recuerda Blanca Trenas.
En efecto. Dolor de piernas, mareos, desmayos (una joven participante cae fulminada a falta de tres kilómetros y se da contra un bordillo con la mala suerte de hacerse brechas en la cara, el hombro y la cabeza), bajadas de tensión... A los médicos se les multiplica el trabajo. Atienden sobre la marcha, a los que se van retirando o simplemente desconsejan seguir con la dantesca aventura. Pero Blanca tiene un buen día: "En la bici se me saltaban las lágrimas de la emoción de verme que iba tan bien". Unas horas después cruza la línea de meta mientras el gentío grita su nombre, claramente visible en el dorsal. "Es asequible para todo el mundo pero hay que llegar bien entrenado", aconseja esta nueva finisher.
El control se cierra 16 horas después de iniciarse la competición. Es decir, a las 22:30h, por lo que algunos llegan cuando ya ha oscurecido. Sin embargo, más de 300 tuvieron que abandonar. Seguro que vuelven a intentarlo en 2009. No tengan ninguna duda. Del dolor a la gloria sólo hay un paso.
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